Pelajes de caballos de la Raza Criolla y su relación con la Genética

 

Origen de la terminología del pelaje zaino doradillo y la particularidad de la capa dorado y su denominación rioplatense actual

DORADO y DORADILLO

Adjetivo usado para denominar al caballo que tiene reflejos dorados.

Origen
En latín, a partir del término AURUM “oro”, se crea el verbo DEAURARE cuyo resultado en español es dorar y su participio dorado, con el sentido de aplicar a alguna cosa el color del oro.

Evolución
En algunas zonas de América, se le añade un nuevo significado al adjetivo dorado, y es para designar al caballo que presenta reflejos dorados en su pelaje. A partir de este y mediante la adición del sufijo (se agrega detrás de la palabra para formar una nueva) diminutivo -illo- se crea el término doradillo, sin embargo, en este caso el afijo (que se escribe en medio de la palabra) indica una intensificación de la cualidad señalada, aplicándose al animal que presenta un pelaje con reflejos dorados brillantes, matiz que lo diferencia del anterior.

En algunos casos, encontramos ambos términos como sinónimos y, en otros, como variantes diatópicas (que se debe a diferentes procedencias geográficas hablantes) del mismo término. En cualquier caso, nosotros los trataremos como dos vocablos diferenciados, en el primero de los cuales, dorado, se produce una ampliación de significado y en el segundo, doradillo, se crea un nuevo término por derivación, para designar una realidad distinta de la anterior, aunque esta palabra ya se empleaba en español con diferentes significados, pues este último designaba a un ave, la lavandera blanca.

Significado
Como ya se ha señalado, el término dorado designa al caballo que presenta reflejos dorados, normalmente sobre un pelaje bayo o alazán, lo que le confiere un tono melado (del color de la miel). Doradillo, por su parte, señala al mismo tipo de caballo, pero con la peculiaridad de presentar reflejos dorados brillantes, matiz este que, como hemos señalado, lo diferencia del anterior.

Para Tito Saubidet, la diferencia entre ambos residiría en que el caballo dorado presenta una base de bayo o alazán, mientras que, en el caso del doradillo la base sería de color colorado claro o rosado.

La RAE incluye por primera vez esta acepción en su diccionario en la edición de 1927: «DORADILLO en Argentina y Costa Rica, aplicase a la caballería de color melado brillante», prácticamente la misma definición que nos ofrece en su última edición (2014), si bien en esta última añade a Uruguay, a las áreas de uso.

En lo que respecta a doradillo, las zonas designadas para su utilización son: América Central, más específicamente, Costa Rica, el área rioplatense y Chile.

Nos encontramos, pues, ante dos americanismos que se emplean en determinadas áreas lingüísticas, aunque no se trata de americanismos generales.

Conclusión rioplatense actual

Llámase “doradillo” al caballo de pelaje zaino colorado con muy bajo porcentaje de pelos negros difusos entre un alto porcentaje de rojos. Su crin cola y cabos son negros.

El rojo que da la tonalidad definitiva del doradillo es de un matiz débil que vira ligeramente al amarillo (sin llegar a serlo) siendo esta la causa por la cual ante la presencia de luz intensa (sol) da reflejos áureos (del color del oro).

Llámase “dorado” al caballo que presenta características semejantes al zaino doradillo, pero sobre un pelaje bayo o alazán, presenta reflejos áureos cuando está en buenas condiciones de salud, nutrición e higiene.

 

      
 Zaino doradillo                                                    Dorado

 

 Bibliografía

El léxico del caballo en el Río de la Plata del siglo XIX y principios del XX. Una aportación al léxico hispánico.

Autora: Mónica Lamas García.

Director: José Ignacio Pérez Pascual Rosalía Cotelo García.

Programa de doutoramento en «Estudios Lingüísticos»

 

Origen de la terminología de la particularidad de la cabeza malacara y su denominación rioplatense actual


MALACARA
Adjetivo particularmente de la capa castaña y que tiene una lista blanca desde la frente hasta el hocico.

Origen
Malacara se crea por composición a partir de dos vocablos españoles: el adjetivo mala, procedente del latín MALUS, A, UM, con el mismo significado que en castellano, “negativo, falto de cualidades”; y el sustantivo cara, de origen incierto, que puede tratarse de una voz prerromana o del griego arcaico κάρα “cabeza” que habría entrado en el español a través del latín.

Evolución
En el Río de la Plata, como hemos señalado, se crea por composición el término malacara para referirse al caballo que presenta una lista blanca, desde la frente hasta el hocico, llamado en la España:

Careto, “que tiene la cara blanca, con la frente y el resto de la cabeza de color oscuro” o Semicareto, “cuando la mancha cubre solo un lado de la frente del animal”.

El caballo malacara presenta, en origen, una capa de color castaño o colorado y a este tipo sería al que se referiría el término cuando aparece solo; sin embargo, en los casos en que dicha peculiaridad se presenta en pelajes de otro color, el adjetivo se utiliza siempre pospuesto al nombre del color predominante, así hablamos de alazán malacara, zaino malacara, bayo malacara, etc.

Tito Saubidet añade nuevos datos al vocablo y nos indica que la mancha puede ser «interrumpida o perdida y tuerta, o sea desviada» e incluye dos modalidades del mismo: malacara mascarilla, cuando sobre la cara blanca se interpolan pequeñas manchas de otro color, y el malacara testerilla, que es cuando las lleva sobre la frente. Una cuestión interesante, desde el punto de vista semántico, es la causa que ha llevado a la elección de un término negativo -mala- en la creación de la voz, elemento que no aparece en la forma careto. Quizá la solución se encuentre en el hecho de que los gauchos preferían unos pelajes frente a otros, que consideraban que dotaban al animal de características negativas y, posiblemente, la peculiaridad a que nos venimos refiriendo se encuentre entre estas últimas. Javier Viana, en su Biblia Gaucha, lo explica de este modo.

La primera preocupación ha de ser el pelo. El “colorado sangre de toro” es el preferido, pero abunda poco. El “zaino negro”, el “tostado”, el “picazo cabos blancos”, el “moro” y el “tordillo”, son los pelajes preferidos. Nadie elegirá un “lobuno”, un “pampa”, un “rabicano” y muchos menos un “tubiano”, por más linda que sea su estampa.

Prácticamente todos los caballos a los que hace referencia como «favoritos» entre los gauchos se caracterizan por presentar un pelaje uniforme, mientras que la mayoría de los que se rechazan presentan manchas de colores diferentes en el pelo.

En conclusión, nos encontramos ante una voz de creación americana, más concretamente rioplatense, que hace referencia a una peculiaridad en el pelo del caballo.

Significado
Se llama malacara al caballo de capa castaña que presenta una lista blanca en
la cara desde la frente hasta al hocico. El adjetivo puede emplearse también con
pelajes de otros colores en la capa, pero, en este caso, debe anteponerse el color del
pelaje al adjetivo.

Concurrencia lexicográfica

Encontramos la primera definición de malacara en el Vocabulario rioplatense razonado (1890), de Daniel Granada:

Malacara: Adjetivo -Dícese del caballo o yegua que tiene una lista blanca en la cabeza desde la frente al hocico. Lo propio en Río Grande del Sur- Brasil.

(Beaurepaire - Rohán), tomado de sus vecinos rioplatenses».

El mismo autor amplía su definición en el artículo «Terminología hípica española e hispanoamericana» (1921):

Malacara: Con lista blanca desde la frente al hocico: alazán malacara, zaino malacara. Se antepone al nombre de la capa, menos cuando es negra (porque el picazo por sí solo significa que tiene la lista blanca además de los remos, y sin lo blanco de estos califícase simplemente de oscuro) y cuando es castaña porque la sola expresión de malacara la presupone.

Esta singularidad de sobrentenderse castaño el pelo, cuando se nombra a secas un
malacara tiene origen de la época de las bagualadas, cuyo pelo, como arriba queda advertido, era castaño [Caballo de cualquier otro pelo que se hallare entre los baguales, era sin duda ninguna, un doméstico alzado. Por tanto, a la aparición de uno con la susodicha lista blanca, de más estaba anteponer el calificativo de castaño al nombre de malacara. En países cuya única riqueza ha sido la ganadería, el lenguaje hípico de la campaña se impuso al de la ciudad, y de ahí la generalización y sentido de castaño con lista blanca en la cara. Ya se ha dicho que jamás se dice castaño, sino colorado.

En 1910, Tobías Garzón lo incluye en su Diccionario de americanismos:

Malacara: Adjetivo argentino- Dícese del caballo que tiene el cuerpo colorado y la frente blanca.

El DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) lo introduce por primera vez en su edición de 1927:

Malacara: Adjetivo Argentino- Dícese del caballo o yegua que tiene una lista blanca en la frente. Posteriormente, aparece en las ediciones de 1950, 1984, 1989 y 1992.

En la última edición (2014): Argentina, México y Paraguay- Dicho de un caballo que tiene blanca la mayor parte de la cara.

Otras definiciones encontradas en las distintas obras lexicográficas consultadas son las siguientes:

Augusto Malaret, Diccionario de americanismos (1946).

Malacara: Adjetivo argentino y uruguayo- Dícese del caballo que tiene el cuerpo colorado y la frente blanca.

Tito Saubidet, Vocabulario y refranero criollo (1948).

Malacara: Pelaje de caballo que significa llevar pelo blanco en la mayor
parte de la superficie anterior de la cabeza. El malacara se diferencia de la lista, por
el ancho y así mayor apariencia del blanco. Hay malacara con cualquier capa, así
en los colorados, cebrunos, alazanes, gateados, etc. El primero es el más frecuente
y él ha hecho suyo el adjetivo, pues, así como en el caso del ruano, que dicho simplemente significa, el alazán ruano, (a pesar de haber tostados, bayos y rosillos
ruanos), también al decir malacara solamente, se entiende el colorado con tal
detalle. La mancha banca puede ser interrumpida o perdida y tuerta, o sea desviada. Además, puede tener otras particularidades; así, el malacara mascarilla, cuando
sobre la cara blanca se interpolan pequeñas manchas de otro color y el malacara

testerilla que las lleva sobre la frente. Asimismo, son frecuentes los malacaras overos (con manchas blancas en el cuerpo), los malacaras rabicanos, etc.

Marcos A. Morínigo, Diccionario de americanismos (1985).

Malacara: Adjetivo argentino, paraguayo y uruguayo- Dícese del caballo que tiene el cuerpo de color rojizo y la frente blanca.

Haensch - Nuevo diccionario de uruguayismos (1993).

Malacara: sustantivo/adjetivo: Caballo que tiene una mancha blanca que ocupa
más de la mitad de la cara y que se extiende en la frente, por entre los ojos y hasta el hocico.

Diccionario práctico de americanismos Everest (1997).

Malacara: adjetivo argentino- Se dice del caballo o yegua que tiene una lista blanca
en la frente.

Diccionario de hispanoamericanismos […] Cátedra (1997).

Malacara: adjetivo- Caballo o yegua que tiene la cara blanca (o solo una lista vertical

Conclusión rioplatense actual

Es el caballo, que tiene una línea blanca de más de cuatro centímetros de ancho. Puede abarcar toda la amplitud longitudinal de la cara, pero no debe envolver a los ojos. Es bueno agregar que, en la terminología general, cuando se dice malacara como única expresión, se da por entendido que se trata del Zaino colorado o Zaino doradillo malacara. Esta acepción ya es, en lo que a pelajes se refiere, aceptada y entendida por todos.



 

Origen del término BARCINO/SESGADO,  utilizado en los equinos como una particularidad de la capa y su denominación rioplatense actual

BARCINO

Adjetivo que, aplicado al pelaje de los caballos u otro animal, significa que presenta rayas similares a las del pelo de un tigre.

Origen
El DECH (Diccionario Etimológico Castellano) señala para el término barcino, al animal blanco pardo y a veces rojizo.

Su origen es desconocido.

Se ha encontrado la voz árabe de “bardino”, de donde podría provenir.

Evolución
En América, la voz sufre un cambio de significado en relación a lo señalado por la RAE (Real Academia Española) para el español general:

Es un adjetivo aplicable a ciertos animales, especialmente perros y vacunos, con pelo de base blanco y pardo, y otras veces rojizo, para designar al animal que presenta rayas similares a las del pelo de un tigre, o sea, sería un sinónimo del vocablo atigrado.

Este sentido está más relacionado con el significado que la edición de 1936 del DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) que da a la voz bardino, como adjetivo de color leonado, con manchas oscuras. O sea, el significado varía en distintos lugares.

1-   Bardino: animal, más frecuentemente perro, que tiene la capa con fondo leonado oscuro y rayas verticales atigradas sin llegar al negro.

2-  Bardino: adjetivo aplicable al perro u otro animal cuyo pelo es de un color dudoso, (plomizo-grisáceo), también denominado Bardeno.

Por esto, es que posiblemente la voz barcino/bardino tuviera significados diferentes en distintas zonas y que acabaran prefiriéndose unas frente a otras y, así, en español peninsular, se optase por “pelo blanco y pardo, también rojizo”, mientras que en América se decantasen por “pelo que presenta rayas similares a las del tigre”, aunque tanto en uno como en otro lugar se puedan seguir usando ambos vocablos en diferentes áreas.

Este término no se refiere, como ya hemos dicho, exclusivamente al pelaje del caballo, sino que se aplica a cualquier animal y más comúnmente al perro, como se puede observar en los textos en los que se recoge.

Significado
Señalaremos como significado más frecuente del vocablo en el área rioplatense
el que se refiere al animal cuyo pelaje presenta manchas transversales, dispuestas
de forma parecida a las del tigre, es decir, con un pelaje atigrado. Sin embargo, en
las diferentes definiciones, encontramos variaciones respecto a esta definición.
Daniel Granada considera
barcina cualquier capa chorreada de negro y señala
que cuando se aplica al gato, perro o animales vacunos difiere algo, aunque no nos
indica cuál es dicha diferencia.

En resumen, el Diccionario integral del español de Argentina, señala que la base ha de ser de color rojizo, mientras que el Diccionario de americanismos de Santillana, indica que los colores que se mezclan son blanco y pardo –como hemos visto en la definición del DRAE-.

En lo que todos coinciden, es en la disposición de las manchas atigradas.

Conclusión rioplatense actual

En nuestro caballo criollo, y para la usanza rioplatense, Barcino es aquel caballo de pelo con pigmento de base roja (alazán, zaino o gateado) con rayas más oscuras (casi negras) que descienden verticalmente desde la columna vertebral hacia la zona ventral. Cuando estas rayas son blancas, los denominamos Barcino inverso o Sesgado.        

      Gateado barcino                                           Rosillo sesgado o barcino inverso

 

 Bibliografía

El léxico del caballo en el Río de la Plata del siglo XIX y principios del XX. Una aportación al léxico hispánico.

Autora: Mónica Lamas García.

Director: José Ignacio Pérez Pascual - Rosalía Cotelo García.

Programa de doutoramento en «Estudios Lingüísticos»

 

Origen del término LUNAREJO, utilizado en los equinos como una particularidad de la capa y su denominación rioplatense actual


LUNAREJO

Adjetivo usado para denominar caballo que tiene lunares en el pelo.

Origen
Lunarejo
procede del sustantivo español lunar, el cual se deriva de la voz luna “satélite de la Tierra”, del latín LŪNA, con el mismo significado. A partir del sustantivo luna se forma, por un lado, el adjetivo lunar “perteneciente o relativo a la luna” y, por otro, un sustantivo con la misma forma para referirse a las manchas de pigmento que se producen sobre la piel. No está clara cuál es la relación semántica entre ambos términos, puede deberse a la forma de dichas manchas, más o menos redondeada, o a que se consideraba que su aparición estaba relacionada con alguna influencia de dicho satélite. Por extensión, el adjetivo pasa a aplicarse a cualquier estampado que presente formas circulares.

Evolución
Mediante la adición del sufijo -ejo- al sustantivo lunar, se crea la voz lunarejo para referirse al animal, especialmente al caballo, pero también a personas que presentan manchas o lunares en la piel. El sufijo -ejo- tiene habitualmente un valor apreciativo, diminutivo o despectivo, sin embargo, en este caso, este valor no se ajusta al significado del término en el que no parece existir ningún matiz de este tipo. Como ya mencionamos al referirnos al vocablo azulejo, en el cual el sufijo no parecía atender tampoco a criterios semánticos, sino más bien a la existencia de una voz castellana que presenta la misma forma, de procedencia árabe y, en la cual, -ejo- forma parte de la raíz, es posible que, en el caso de lunarejo, la elección del afijo se haya debido a la influencia del anterior, también referido a una característica determinada del pelo del animal. Por otro lado, debemos tener en cuenta el hecho de que este adjetivo también se aplica a personas y este uso parece estar más extendido geográficamente que el anterior, aunque no podemos precisar cuál de ellos se da primero -sabemos que ya se aplicaba a personas.

Conclusión rioplatense actual

Lunarejo
Es el caballo de cualquier pelaje que presenta uno o más lunares de tamaño semejante y con forma redondeada. Estos no sobrepasan el tamaño de una naranja o a lo sumo de un pomelo.


Bibliografía

El léxico del caballo en el Río de la Plata del siglo XIX y principios del XX.

Una aportación al léxico hispánico.

Autora: Mónica Lamas García.

Director: José Ignacio Pérez Pascual Rosalía Cotelo García.

Programa de doutoramento en «Estudios Lingüísticos.