Pelajes de caballos de la Raza Criolla y su relación con la Genética

- ORIGEN DEL CABALLO EN AMERICA

 Origen del caballo en América

En el año 1493, durante la conquista, por primera vez un caballo de origen español pisó territorio americano. En el segundo viaje de Cristóbal Colón, vinieron alrededor de 30 yeguas, su desembarco fue en Santo Domingo, isla que en aquella época se llamaba La Española. Este caballo, que era el viejo caballo andaluz, no tardó en aclimatarse, adaptarse y reproducirse en el nuevo continente. Las sucesivas importaciones facilitaron su reproducción, se incrementó su cantidad y se diversificó la sangre. Estos caballos son, sin ninguna duda, el origen de todos los caballos criollos americanos.

- De Santo Domingo fue llevado a otras islas para posteriormente cruzarlo al continente y distribuirse por toda América. Son Panamá y Colombia los primeros países donde se lo crio.

- Por otro lado, Pizarro, en 1532, lo llevó al Perú. 

- En 1538 llegaron a Argentina un grupo de caballos provenientes de Colombia. 

- Por su parte, en 1535, don Pedro de Mendoza y, en 1541, Alvar Núñez Cabeza de Vaca ingresaron al Río de La Plata y al Paraguay respectivamente, un grupo no determinado de estos animales traídos directamente de España. 

- Don Alonso Luis de Lugo llevó desde España doscientos caballos para la conquista de Nueva Granada, y don Hernando de Soto, en 1538, introdujo cien yeguarizos españoles para la expedición a La Florida, EE.UU.

Comenzada la conquista de los territorios, fueron los mismos españoles los que se encargaron de distribuir las caballadas por distintas regiones, realizando de esta forma, verdaderos intercambios.

Todas estas primeras y mansas caballadas se reprodujeron en forma tal que motivaron la liberación por abandono o fuga de animales hacia los campos de toda América, formándose así múltiples y enormes manadas de caballos asilvestrados que sobrevivieron bajo una estricta selección natural, diseminándose por todo el territorio americano, con las correspondiente adaptación a la región donde se iban asentando.


Según el lugar que habitaban, recibieron distintos nombres; pero es importante afirmar que, para todos, su origen es el mismo: el caballo andaluz español, llamado por aquella época jinete o ginete.

A estos caballos silvestres se los llamó "mesteños" en México, "mustang" en los Estados Unidos, "cimarrones" en las islas y continente de América Central, y "baguales", en la zona del Río de La Plata.


                                   Mustang                                                Bagual


Luego de aproximadamente veinte o treinta años de la llegada de los primeros yeguarizos a tierra Argentina, el indio comenzó a utilizarlos. Las tribus del sur de Chile y zona cordillerana, venían a las llanuras orientales atraídos por ellos con el fin de llevarlos a sus tierras para domesticarlos a su manera, pero con muy pocas posibilidades de cría, ya que cazaban las hembras para alimentarse y, como no acostumbraban a montar padrillos, castraban a los potros. Por otro lado, el hecho de que los baguales se alzaban con las yeguas mansas de los campos y las incorporaban a sus manadas permitió a los indios comenzar a utilizar estas yeguas para su uso en la guerra, contiendas, cacerías, etc.


De lo expuesto, podemos decir acertadamente que nuestro pequeño caballo americano, tras sufrir durante unos casi cuatrocientos años y un sinnúmero de generaciones, la acción de la naturaleza a la que debió adaptarse.

Pido disculpas al lector por este complejo y controvertido relato del origen del caballo en América, pero así ocurrió y no encuentro forma más amena de contarlo. Lo importante no es recordar las fechas y los nombres de cada uno de los conquistadores ni las corrientes importadoras, sino tener un panorama general de dónde y cómo se expandieron los caballos en nuestro continente.


Indios montados en caballos criollos

Es mi intención dejar bien claro que el Eohippus que existió hace cincuenta millones de años, tal como lo expresé en el relato respectivo, no es el antecesor del actual caballo americano.

Ángel Cabrera, en su libro Caballos de América de Editorial Sudamericana -Buenos Aires, 1945-, afirma textualmente y en coincidencia con otros investigadores: “no existe un solo argumento válido que demuestre la persistencia de los caballos cuaternarios en la Argentina ni en ninguna otra parte de América”. En cambio, son muchas las pruebas de su total desaparición en épocas lejanas, tal como lo detallé en oportunidades anteriores. 

Todos los cronistas e historiadores del descubrimiento y la conquista del nuevo mundo, están de acuerdo en que los aborígenes no tenían la menor idea de lo que era un caballo, y es más, lo miraban con asombro cuando no con temor. En un principio, al ver un cuerpo humano adherido al de un animal sobredimensionado, no disimulaban el temor que sentían pensando que era un ser endiosado o endiablado. 

Carlos R. Dowdall en Criollo, el caballo del país, de Vázquez Mazzini Editores -Buenos Aires, 2003- expresa textualmente: “Por último, en los días que corren, donde los arqueólogos descubren un dinosaurio por día y determinan con llamativa aproximación su antigüedad, resulta improbable que no haya aparecido aún la prueba irrefutable de un Equinus patagónicus”.

Las imágenes grabadas en pinturas de la época representan como se cargaban y transportaban los caballos desde el viejo al nuevo continente.


  

    Carga de caballos en las naves               Sujeción durante el viaje

 

Antecedentes étnicos y medio ambiente

Importantes estudios étnicos indican que en la formación del antiguo caballo andaluz intervienen solamente dos corrientes:


a- La primera que, desde África, llegó a la península ibérica con el primitivo caballo berberisco de tipo oriental.

b- La segunda, originariamente europea, surgida por la fusión del soloutré con el nórdico.

Con esta aseveración queda descartada la posibilidad de la influencia asiática aportada por el árabe  en la formación del antiguo caballo andaluz y, por consiguiente, del criollo. 

Por su parte, Cabrera afirma que en la formación de aquel, dominó la presencia del berberisco.


Salomón de la Brue, caballerizo mayor de Enrique IV de Francia, cargo de influyente importancia en la época, consideraba al antiguo caballo andaluz con estos términos: “comparando los mejores caballos para apreciar sus mayores virtudes, opto lejos por el andaluz, el que se distingue por ser más hermoso, más noble, más agraciado, más valiente y el más digno de que lo monte un rey”.

Por último, quiero expresar que, a mi entender, queda totalmente desvirtuada la afirmación de algunos autores que insisten en que la raza árabe de origen asiático intervino en la formación del criollo o de sus antecesores. Entre otras cosas, lo fundamento al observar la implantación morfológicamente alta y desplegada, en forma de trompa de elefante, de la cola del árabe y el perfil cóncavo de su cara, con grandes ollares y hocico cuadrado, dos características con muy alto índice de heredabilidad. Si hubiese genes de árabe, sería imposible no observar sus cualidades cada tanto en la raza criolla o en alguna de las nombradas como precursoras. Además agrego que la inclinación de su grupa tiende más a la oblicuidad del berberisco que a la horizontalidad del árabe.


Medio ambiente

Es indiscutida la acción que el medio ambiente ejerce sobre el potencial genético, y es tan importante que puede modificar la apariencia exterior de los individuos (fenotipo) a tal punto que, influenciando en forma permanente sobre varias y sucesivas generaciones, lograría por medio de la selección natural crear una población de individuos con un genotipo semejante y que satisfaga las necesidades fenotípicas que el medio requiera.

Es decir que dentro de la variedad de genes que el individuo posee y según demande el medio, se manifestarán aquellos que más se necesiten. Las crías de animales que posean mayor posibilidad genética para experimentar estos cambios serán las más fuertes y por supuesto, las que sobrevivirán (selección natural).  

Ejemplos de esto se observan en el mayor largo del pelo en zonas frías, en el menor tamaño de los cascos en regiones montañosas y pedregosas, en el menor largo de los miembros para fortalecer las placas óseas y poseer cañas más cortas y resistente, entre otras variables.

La selección natural es algo que el medio ambiente ejerce sobre las especies que habitan el universo, pero que solo se basa en el vigor híbrido, representado entre otras características la rusticidad, guapeza, fertilidad, libido, resistencia a las enfermedades, conversión alimenticia, etc., y en la capacidad para sobrevivir cada una de ellas en el lugar que les tocó desarrollarse. Luego, para perfeccionar finamente una raza, es necesaria la selección realizada en forma planificada y consensuada por el hombre, quien sin duda, aprovechó el gran potencial y variabilidad genética para utilizarla según sus necesidades.

La raza caballo criollo propiamente dicha, se inició luego de la creación de los registros genealógicos y la selección que el hombre realizó basada en un estándar creado a tal efecto. La madre naturaleza con su selección previa nos entregó animales rústicos, fuertes, adaptados al medio, de pelajes mimetizados con los campos donde vivían, musculosos, con buena amplitud y fortaleza en las quijadas, huesos sólidos y tendones elásticos, instinto despierto, etc. Y además con una genética bastante definida aportada por el ya mencionado caballo andaluz.

No obstante, en ningún momento se fijó en los aplomos, inclinación y largo de la grupa, ángulos de los miembros, implantación de las orejas, capacidad para portar un jinete en su lomo, docilidad, etc. Es el hombre quien, por medio de la selección artificial, si se quiere así llamarla, volvió bella y útil esta noble raza.


        Berberisco actual (africano)                   Andaluz actual (europeo)
 

El estándar creado se confeccionó partiendo de la base de lo existente y modificando ciertas características para obtener un caballo con excelentes aptitudes para el trabajo rural. A partir de allí, y con la consecuente selección hecha por el hombre, se llega al actual caballo criollo.

En principio, se abusó con la consanguinidad (cruzamiento entre parientes) para lograr un tipo morfológico único y rápido, al punto tal de que prácticamente, se había unificado tanto que hasta el pelaje era semejante.

Gracias a que la carga genética se mantenía en forma amplia permitió recuperar, sin mayores inconvenientes y mediante el uso de la selección artificial realizada por expertos, muchas de las características y cualidades perdidas por la consanguinidad ya explicada y, que fue producto de su reproducción durante años en libertad. El cruzamiento entre padres e hijos era habitual, y la única selección factible era la natural. 

Esto dio como resultado un caballo eumétrico (de proporciones medianas y equilibradas), que se alivianó, necesitando menos cantidad de alimento; acortó sus cañas, haciéndolas más resistentes; produjo un mayor acercamiento al suelo y, en consecuencia logró menor altura; pero sin disminuir la amplitud torácica, manteniendo de esta forma la capacidad respiratoria. Además, acrecentó el tamaño de su tren anterior, necesario para defenderse de predadores, y disminuyó el tamaño del tren posterior, inclinando y acortando la grupa, característica heredada del berberisco que permitía a las yeguas partos más fáciles y rápidos. Muchas fueron las cualidades que se recuperaron, pero en esta selección natural no estaban presentes los genes de: galopar con un jinete sobre su lomo ni los de ser dóciles y mansos, o los de apretar en una paleteada un novillo entre dos caballos. Por el contrario, sobrevivía el más apto para defenderse, y en consecuencia el más bravo. Tampoco sabían cabalgar a ritmo adecuado y cómodo ya que en sus fugaces emergencias debían hacerlo a toda furia. 

En fin, muchos fueron los beneficios que otorgó la selección natural, pero muchos otros tuvo que lograrlos la selección realizada por el hombre, quien rescató desde lo más recóndito de su genética estas virtudes del original caballo venido de España

En mi opinión, la selección técnica realizada por zootecnistas especializados en la raza, debe apuntar a mejorar morfológica y funcionalmente el caballo criollo, pero sin que para esto se utilicen alimentos especiales, suplementos vitamínicos minerales y hormonas, entre otros, con el fin de suplir falencias de rusticidad.


Caballo criollo actual

Por el contrario, deberán estos animales seleccionados alimentarse en pastizales naturales y hacer todo lo necesario para no perder ese bien tan preciado que la selección natural durante cuatrocientos años de vida en libertad les otorgó.

Las siguientes imágenes muestran la similitud de una manada andaluza, a la izquierda y otra de criollos a la derecha. Esto certifica y aclara aún más el origen de la raza criolla.


 

               Tropilla de andaluces                          Tropilla de criollos

 

Usos

El pueblo argentino ha sido esencialmente ecuestre. Años atrás, el trabajo por mínimo que fuese se hacía a caballo. 

En el Río de la Plata todos eran jinetes_

- Los niños concurrían a las escuelas a caballo.

- Los lecheros repartían la leche con dos tachos que colgaban a ambos lados de las paletas y unidos al medio por un cinchón superior.

- Los médicos concurrían a sus consultas domiciliarias a lomo de caballo, debiendo muchas veces transitar varias leguas, por eso preferían por su andar más sereno, a los animales pasucos (que avanzan mano y pata del mismo lado a la vez).

- Los escribanos iban a lomo de sus caballos para hacer entrega de las tierras adquiridas a sus nuevos propietarios.

- Los jueces viajaban a las distintas poblaciones a emitir sus veredictos montados en sus cabalgaduras. --- Los ejércitos, montados en sus caballerías enfrentaban batallas por doquier.

- Las mujeres, como verdaderas amazonas, solían realizar sus paseos montadas en hermosos y muy cuidados corceles. 

- En las tareas rurales y en el transporte de personas y mercaderías, solo se usaban caballos, y así podríamos ocupar hojas y hojas que describieran los múltiples usos de esta noble bestia.

 

El mestizaje

Aquel original caballo criollo sucesor del español que arrastraba sangre oriental (berberisco) y europea era reproducido en forma extraordinaria bajo normas o pautas dictadas por los conquistadores primero, y por las autoridades gubernamentales después.

Con el paso de los años, la crianza fue perdiendo la atención debido al cambio de sus usos. De ser el caballo de guerra original pasó a ser el de trabajo rural. Consecuentemente con esto y sumado a la enorme cantidad de animales que existían, era habitual que todos los habitantes dispusieran de su cabalgadura. Se decía que hasta los mendigos recogían su limosna montados en su propio caballo.

La posibilidad de mejores comunicaciones con el viejo continente permitió la importación de bovinos y ovinos de distintas razas, que se fueron cruzando a los efectos de lograr mayor productividad.

Obviamente el caballo no estuvo ajeno a esta nueva tendencia, y así comenzó a cruzarse el original caballo criollo con nuevas razas europeas obteniendo resultados satisfactorios para los usos requeridos en ese momento.

Los mejores animales le daban el mérito a las nuevas razas importadas, sin tener en cuenta lo que el caballo criollo aportaba en lo que a vigor híbrido y adaptación al medio se refería. En consecuencia, se lo comenzó a denigrar con la intención de que el progreso zootécnico lo eliminara de la reproducción.

Estos nuevos productos, si bien más apropiados para algunos trabajos o para elegantes desfiles marciales, se vieron ampliamente superados en resistencia y guapeza por las cabalgaduras aborígenes, no sometidas al mestizaje.

 

Su recuperación

En 1910, en Chile se creó la Sección de Criadores de Caballos Chilenos, autorizados por la Sociedad de Agricultura, y la recuperación bajo registro genealógico del original caballo criollo. Luego, el 10 de octubre de 1946 se crea la Asociación de Criadores de Caballares Chilenos, que agrupa a los criadores de criollos en ese país.

En el año 1918, la República Argentina, tomando como ejemplo la iniciativa chilena, creó un registro para caballos criollos que denominó Caballo Argentino. A este nombre, con algo de vergüenza y miedo le seguía, entre paréntesis, la palabra criollo.

El registro lo abrió la Sociedad Rural Argentina y lo iniciaron los señores Crotto, Viera, Álvarez, Pereyra Iraola, Uriburu y Solanet. Las disidencias sobre el estereotipo a elegir como modelo fueron muchas; estaban los que defendían al criollo original y los que querían un animal mejorado en su aspecto físico por el mestizaje. Finalmente y luego de muchas controversias, en 1922 una comisión presidida por el doctor Emilio Solanet, defensor del criollo original, se creó un nuevo estándar racial aprobado por los demás criadores. Al año siguiente, el 16 de junio de 1923, se creó la Asociación Criadores de Criollos, responsable de la evolución de la raza desde entonces y hasta nuestros días.

El 23 de diciembre de 1929 un grupo de criadores uruguayos solicitó a la Asociación Rural del Uruguay se abriera el registro genealógico para la raza, hecho que así aconteció y, posteriormente, el 1 de septiembre de 1941, se creó la Sociedad de Criadores de Caballos Criollos del Uruguay.

Luego se creó en Brasil la Asociación de Registros Genealógicos de Río Grande del Sur, y el 28 de febrero de 1932 se creó la Asociación de Criadores de Caballos Criollos de Río Grande del Sur.

De esta forma, ya creadas las asociaciones de los cuatro países, no tardaron en ponerse de acuerdo para unificar los estándares y, en conjunto, pujar hacia el mismo lado y con el mismo objetivo en pos del mejoramiento acorde y unificado de la raza.


Logo de la Asociación Criadores de Caballo Criollos de Argentina

 


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6 comentarios:

  1. Excelente publicación, colega. En cierta ocasión pude leer ese libro de Angel Cabrera que usted cita y me gustó mucho. Existe alguna versión del mismo en pdf disponible? Mis saludos desde Cuba.

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    1. Muchas gracias por leerme colega, disculpe la demora en responder pero tenía problemas técnicos que me lo impedían.

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  2. Fantastico muchísimas gracias

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  3. Me alegro que le haya gustado, estoy actualizando el blog. Iré subiendo nuevas notas.

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  4. Gracias enrique, esperamos la próxima entrada ansiosos.

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